El padre José Tapia, en la iglesia Lourdes comparte su vocación con el cariño a CD La Serena
Carlos Rivera V.
La Serena
Es cierto aquello que el fútbol es universal. No importa la nacionalidad, la raza, ni la creencia religiosa… y ni mucho menos, del grado que se puede profesar la fe. Por mucho que se encuentren repartidos, no es común encontrar a un "cura" que sea futbolero o entregue su fanatismo a un club determinado. Los hay en nuestra país, también se identifican con Colo Colo, Universidad de Chile o Palestino. Club Deportes La Serena, no está ajeno a esta realidad y tiene a un padre que sigue sus andanzas en el profesionalismo. Y, además, luce con orgullo el carné de socio del club.
Se trata de José Tapia Varela (49), el padre Pepe, quien pese a nacer en el puerto de Valparaíso, se identifica con el equipo granate y lo sigue como un forofo más que disfruta de sus alegrías y sufre con las derrotas.
El mismo padre Pepe recuerda al cura Hasbún, seguidor de Palestino; Raúl Feres, Colo Colo; Roberto Callejas la U; Marcelo Gallardo, Coquimbo Unido, "son algunos de los casos que ubico y yo obviamente de Club Deportes. No nací acá, sino que en Valparaíso, pero siempre he vivido en La Serena. Esto viene de una devoción familiar".
De hecho, la tierra de los granates ha sido fuerte en esta conversión. Víctor, su hermano, era wanderino y luego se hizo hincha serenense. "En mi casa, mi tío era socio de Club Deportes. Tenía muchas fotos de La Serena cuando se estaba formando en la cancha de La Vega. Registros de los antiguos jugadores entre ellos Carlos Verdejo, Orfél Cortés, Figueredo, Sergio Cantú, Manfredrini, Canevaro, el negro Aracena, "Lucho" Rojas, Hugo Iter, entre otros.
EN MAS DE UNA OPORTUNIDAD le ha pedido a Dios que le dé una manito al equipo cuando se trata de enfrentar algún compromiso importante. En más de una ocasión ha tenido que estar celebrando una misa mientras los jugadores corren por los pastos de La Portada buscando tres importantes puntos, "muchas veces me ha tocado que he estado celebrando misa en Lourdes y el equipo jugando en La Portada. Después pregunto cómo van. Me resulta entretenido. Una vez, la última vez que el equipo ascendió fui al estadio con un chaleco que me gustaba mucho. Subió La Serena y perdí el chaleco. Fue una verdadera fiesta aunque nunca más vi mi chaleco regalón".
Con 24 años de sacerdocio, ambas pasiones han ido de la mano y las ha sabido canalizar, "hace muy bien para el espíritu. A mí me ayuda mucho en el sentido que me alterna con mis actividades, me permite encontrarme con muchas personas en la parroquia y el estadio. Es muy bueno que al sacerdote no solamente lo vean en la dimensión de lo que tiene que hacer, sino la oportunidad de distraerse, recrearse, compartir con los que están ahí. Disfrutar de un buen partido de fútbol, sufrir cuando se pierde. Es un lado muy humano. Se ve a un sacerdote accesible, hasta agua vendita le piden a uno y en el fondo es bueno, porque es como lo de Jesús que vivió una vida muy común y corriente, ordinaria y normal".
José Tapia se ordenó en 1984 y tras desempeñarse en Sotaquí y Vicuña, lleva 8 años en la parroquia Lourdes, periodo que termina el 24 de febrero del 2010 y que podría provocar su traslado a otro punto de la Diócesis, que aunque lo alejaría de su proximidad con el estadio La Portada, no caducará su "fanatismo" por el equipo “papayero” que hoy tiene como entrenador a Víctor Hugo Castañeda.
Recuerda que estando en Sotaquí, en su primera parroquia, fue una delegación de La Serena con don Juan Rodríguez. Entraron al santuario y rezamos pidiendo para que el equipo ganara a Ovalle, "el estadio estaba lleno y me tocó quedar en la barra de ellos, ahí estaba bien calladito", asegura.
Como buen seguidor de La Serena, extraña los clásicos con Coquimbo Unido y lamenta que se hayan quedado sin entrenador, "sólo para los clásicos los extraño. Esto es una opción personal y con orgullo luzco el carné de socio de Martín Badía. Gracias a Dios soy granate y muy contento de serlo", señala.
IDENTIFICACION del club con la ciudad es uno de sus objetivos como hincha. "En esta globalización donde se pierde identidad y donde el fútbol normalmente está para los clubes grandes, a los chicos les cuesta mucho subsistir. La Serena representa a la ciudad y le cuesta. Uno ve los arbitrajes y están recargados a los santiaguinos y a veces bastante cargados, porque también hay mucho tema económico. Uno tiene que apoyar y hacerse consciente que es gente de acá que trata de sacar adelante al club. Es esa identificación la que uno quiere, defender lo regional, porque va pasando la aplanadora con lo de afuera. Ojalá en el deporte no nos pase eso, porque la gente que está acá debe identificarse", confiesa.
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